Dos estrepitosas derrotas ante Brighton y Brentford evidencian la gangrena de uno de los gigantes del fútbol mundial, que invirtió en los últimos cinco años ...
Tras la destitución del entrenador luso en diciembre de 2018, el desastre aún es mayor: Maguire (85 millones), Wan Bissaka (55), Sancho (85), Varane (40) o Van de Beek (39) nada ofrecen. La deuda, a pesar del sideral gasto en futbolistas, se engrosa y pasa de los 500 millones de euros. El clamor se dirige hacia la propiedad del club, en manos de la familia Glazer. Malcom, el patriarca, un neoyorkino de origen judío y lituano, empezó a comprar acciones del club en 2003 y se hizo con su control en 2005. Pobre club rico, el Manchester United, que llevó su último trofeo a sus lustrosas vitrinas en mayo de 2017 y desde entonces es el líder mundial en la relación entre gastos e ingresos para gestionar su plantilla (invirtió 812 millones de euros en refuerzos y captó 216,9 en traspasos para un diferencial negativo que se acerca a los 600 millones). En Old Trafford venden barato y fichan caro, pero no se refuerzan. Darren Fletcher, un exjugador de complemento con Ferguson, asumió el pasado mes de marzo una especie de dirección técnica que pilotó el enésimo volantazo: Ten Hag es el octavo entrenador que se sienta en su banquillo desde la retirada del técnico de Glasgow. En la retransmisión televisiva, Gary Neville, que cuando era un probo lateral derecho se subió a rebufo del éxito y ahora ejerce de acerado crítico, puso el dedo en la llaga: “El club siempre ha respondido a la ira de los aficionados a través del dinero.