La implicación de la película en un trágico caso de secuestro despertó un debate mediático sobre el peligro del cine de terror.
El cantante británico aprovechó su cabello pelirrojo natural para recrear el vestuario del sádico muñeco.
La tortuosa muerte de Suzanne Capper, en 1992, colocó a Chucky, el muñeco diabólico, en el centro de una historia más espeluznante que la película.