Mary Rose McGill

El adiós a Mary Rose McGill: la socialité que cruzó mares y generaciones

La inolvidable Mary Rose McGill, socialité y gestora cultural chilena, dejó huella en cada gala y conversación. Descubre su legado y curiosidades que te sorprenderán.

Mary Rose McGill, la emblemática socialité chilena, nos dejó a los 90 años, pero su legado perdurará en la memoria colectiva del país. Con una vida llena de historias fascinantes, desde su infancia en la realeza británica hasta convertirse en un ícono del espectáculo en Chile, su historia es digna de ser contada. En su juventud, compartió momentos inolvidables con personajes históricos como Winston Churchill, lo que le otorgó un carisma especial que la convirtió en una figura central en las galas del Festival de Viña. Su conexión con la cultura y sus opiniones contundentes hacían que cada aparición en televisión fuese un evento imperdible.

Mary Rose no solo fue conocida por su elegancia y distinción, sino también por su postura política, siendo una abierta seguidora de la derecha chilena y del actual presidente Javier Milei. En su última entrevista, reflexionó sobre la situación del país bajo la administración de Gabriel Boric, criticando la gestión y abogando por un enfoque más sólido en los desafíos que enfrenta la nación. Este tipo de declaraciones siempre generaba debate entre sus seguidores y detractores, mostrando que, a pesar de sus 90 años, su espíritu provocador seguía intacto.

Sus hijos, en ocasiones, revelaban detalles divertidos sobre su crianza, describiéndola como “muy inglesa para sus cosas”, una mezcla de rigidez británica y un amor genuino por la cultura chilena. En una de sus emotivas entrevistas, Mary Rose habló sobre su cercanía con Lucía Hiriart, la esposa de Augusto Pinochet, lo que subrayaba su influencia en círculos tanto culturales como políticos en Chile. Las anécdotas de su vida parecen sacadas de una novela, pero cada una refleja su inquebrantable carácter y su capacidad para navegar por los mares de la alta sociedad.

Para quienes la conocieron o escucharon sus historias, Mary Rose simbolizaba un puente entre dos mundos: el de la aristocracia británica y el de la vida cotidiana chilena. Sus consejos de vida eran siempre una mezcla de tradición y modernidad, una invitación a disfrutar cada momento con gracia. Tras su paso al más allá, muchos la recordarán por su humor, sus anécdotas vibrantes y su capacidad de hacer que cada reunión fuese memorable.

Un dato curioso es que su padre, un teniente escocés, fue una de las influencias que modelaron su carácter fuerte y decidido. Además, más allá de sus relaciones con la realeza, Mary Rose McGill también era apasionada por las artes, lo que la llevó a ser una gestora cultural que apoyó a diferentes talentos nacionales y que nunca dejó de soñar con un Chile más enriquecido culturalmente. Su vida fue un collage de encuentros, críticas y pasiones que quedó grabado en la historia de Chile.